domingo, 24 de mayo de 2009

Días sin luz.

Días tristes. Días sin luz, sin esplendor. Lo único que queda son días oscuros, donde espero ver pronto algún rayo de sol que me alumbre el camino, que me indique por donde debo seguir. Porque sinceramente, estoy confundida. No sé que hacer; ni tampoco como seguir. Me atormento con recuerdos, con dulces recuerdos que, se convierten en amargos. Soy demasiado débil para soportar todo esto. Siempre lo he sido. Aunque pretenda engañarme con lo contrario. No puedo seguir fingiendo una sonrisa, que en el fondo, esta vacía, llena de tristeza. Lo que yo necesito, y siempre he necesitado son unos brazos seguros que me indiquen que todo irá bien, que me aporten seguridad y confianza. Un poco de optimismo. Ya que en estes momentos, brilla por su ausencia. Me faltan unas manos a las que apretar cuando me siento incapaz de seguir. Sí, lo sé, todo esto se acabará, tarde o temprano; pero terminará. ¿No dicen que después de la tormente llega la calma? O así debería de ser...

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